8 hábitos que separan a los buenos y a los grandes líderes

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  • El consultor de gestión Jim Collins comparte los rasgos que separan a los buenos CEO de los grandes CEO.
  • Los grandes CEO saben cuándo escuchar y cuándo admitir que están equivocados.
  • Buscan otras perspectivas con frecuencia y dan crédito donde es debido.
  • Los líderes que crean espacios abiertos y creativos para sus empleados a menudo ven más éxito.

En el libro de referencia de Jim Collins “Empresas que sobresalen” (Good to Great), su equipo de investigación pasó cinco años examinando 1,435 compañías “buenas” y descubrió 11 compañías únicas de ese grupo que se transformaron en “grandes” compañías, superando, en el tiempo, el S&P 500.

¿Su fórmula secreta? Collins descubrió que tenían líderes excepcionales que mostraban una mezcla paradójica de intensa voluntad profesional y extrema humildad personal. Se los describió como modestos, con la determinación de crear resultados al apartar el enfoque de sí mismos y reconocer continuamente las contribuciones de los demás.

Habiendo estudiado y presenciado a tales líderes en acción, Collins ha determinado los siguientes 8 hábitos que comparten y aún son totalmente relevantes.

1) Permiten que otras personas hablen.

Los líderes humildes son lo suficientemente seguros de sí mismos como para permitir que la otra persona tenga la gloria. Hay algo muy liberador en esta estrategia. Para el líder, sirve como una forma de empoderar y dar voz a las personas; para el seguidor, aumenta el respeto y la confianza en el líder.

2) Admiten estar equivocados.

Los líderes humildes hablan dos palabras mágicas que producirán más paz mental y respeto que una semana de coaching ejecutivo: “Estaba equivocado”. Y dos más: “Tienes razón”.

3) Raramente imponen.

Los líderes humildes rara vez se deslizan en la predicación o diciéndoles a otros lo que deben hacer sin permiso, o imponer su punto de vista a voluntad sin discreción.

4) Buscan entrada.

Los líderes humildes buscan la opinión de los demás (incluidos sus propios seguidores) sobre cómo se muestran en su camino de liderazgo. Podrían preguntar, “¿Cómo me esta yendo?” Se necesita humildad para hacer esa pregunta. Y aún más humildad para considerar la respuesta.

5) Le dan crédito a su gente.

Los líderes humildes desvían la atención de ellos y permiten que los miembros de su equipo estén en el punto de mira. Hay algo muy liberador para los empleados cuando reciben crédito.

6) Dicen su verdad.

Los líderes humildes se rehúsan a tomar atajos y no le dicen cosas solo para tratar de agradarle a los demás o para tratar de verse bien frente a sus compañeros. No se traicionan a sí mismos ni a los demás al usar palabras o tomar decisiones que no están alineadas con lo que son.

7) Son enseñables.

Los líderes humildes eligen una mentalidad abierta y curiosidad por proteger su punto de vista. Con gusto aceptan el papel de los alumnos porque saben que los mejorará. Saben que cada persona tiene algo importante que enseñarles. Hacen preguntas y están sinceramente interesados ​​en las respuestas.

8) Involucran a otros.

Los líderes humildes crean un entorno en el que se toman riesgos, lo que permite que los que los rodean se sientan seguros para ejercer su creatividad, comunicar sus ideas abiertamente y contribuir a las decisiones más importantes. Porque hay confianza allí, no miedo.

El líder humilde es un ganador claro porque logran resultados, pero no a expensas de las personas. Este enfoque relacional abre todo tipo de posibilidades, pero no es algo que las personas puedan “fingir hasta que lo logren”.

Los líderes humildes son así porque el carácter y la integridad corren por sus venas. Al pensar en esto por usted mismo, cuando opera desde la integridad, se gana la confianza de las personas con las que trabaja. Te ven como alguien confiable y responsable de tus acciones, y se sienten seguros en tu presencia. Existe una clara ventaja competitiva en el dominio de la humildad. ¿Quién no quiere esto?